miércoles, 25 de agosto de 2010

Que nadie os engañe con Colonia

Un rollo de ciudad, chicos, que no os engañen con moderneces, que para moderneces, Berlín y nada más. Colonia es mucho ruido y pocas nueces. Negra, pero negra, como el humo de una refinería, su imponente catedral se eleva sobre una plaza ruidosa, llena de malos músicos y de gente estresada que va de un lado a otro intentando encontrar los rincones secretos y hermosos de una ciudad que no los tiene. Hay un par de buenos museos, eso sí, el Ludwig dispone incluso con una terracita donde poder comer algo acompañado de jazz en directo. Ahora bien, cuando hay concierto de la filarmonica, justo en el subsuelo de la plaza donde colocan la terraza, te ponen unos cartelitos y a cuatro maromos para impedirte, educadamente, el paso y eso porque el sonido de tus pies reverbera en la sala de conciertos. Vamos, que no tenían otro sitio donde reconstruir el auditorio, me pregunto. Sobre todo, teniendo en cuenta que hay una estación de trenes al lado y a estos sí que no los hacen detenerse. Un caos de ciudad, vamos. Así que si os dicen de ir a Colonia un fin de semana, pensadlo dos veces. Los cardiacos evitadlo. No me digáis que no os lo aviso.

6 comentarios:

  1. Promis, nous n'irons plus jamais à Cologne !

    S.

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  3. Anotadísimo queda, lástima de fin de semana, ¿no?

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  4. Primo, que soy joaquín¡¡
    que sigo tu blog,dedicale algo a Albacete, cuna de la sabiduria y las navajas de la mancha ;)

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